domingo, 14 de abril de 2019

HISTORIA DE LA IGLESIA I


IMAGEN TOMADA DE LA WEB SOLO CON FINES ILUSTRATIVOS


(UNA DE LAS GRANDES MENTIRA DEL CRISTIANISMO ENTRE TANTAS OTRAS...

LECTURA: MARÍA VICTORIA ESCRIBANO, EL CRISTIANISMO MARGINADO, HETERODOXOS, CISMÁTICOS Y HEREJES DEL S IV. 

Las problemáticas de estas lecturas vienen siendo una continuación de las que ya hemos tenido la oportunidad de conocer y exponer, solo que en tiempos distintos y con otros personajes, el asunto de la controversia en el cristianismo y en la iglesia católica es algo que nunca va a acabar, siempre van a darse situaciones conflictivas entre las distintas posiciones doctrinales, los dogmas trinitarios, las cristologías, unas parciales otras totales respecto a la naturaleza divina, las formas de espiritualidad de los primeros cristianos, la espiritualidad monástica y el “retiro” o aislamiento como una forma de acercarse a Dios y de cómo debe vivir el verdadero cristiano, o de cómo seguir a Cristo en la pobreza, son estos, aspectos que tiene que tener un respaldo doctrinal y para contar con ese respaldo hay que elaborar los diferentes doctrinas y dogmas y darle esa validez ortodoxa. Surgen así, doctrinas dogmáticas con “muchos dueños” pues han sido una condensación mística, esotérica, soteriológica, etc., de otras ya existentes y, por otro lado, son doctrinas que se adoptan, se compilan y se adaptan en asambleas unilaterales, y de la que luego nadie debe desviarse, enfrentarse u oponerse caso contrario hasta la pena de muerte sería la sentencia.  Curiosamente muchos de los que se han desviado han sido los mismos que han contribuido a la conformación doctrinal en las asambleas, tal como sucede en la actualidad con los partidos políticos, cuando un miembro del buró político no tiene ningún poder de mando o cuando un miembro aun honesto renuncia al partido y hace ”casa aparte” porque no le gusta lo que sucede dentro del partido para luego convertirse en la competencia, así sucedió en este S IV con la nueva religión que ya había ingresado al “buró político” de la época.  Veamos lo que escribe Tertuliano al respecto “su obra no está hecha con materiales que sean suyos, sino con restos de la verdad…socavan nuestra casa para construir la suya”.  ¡¡Tirando piedras al aire teniendo techo de cristal¡¡

De la misma manera que apologistas y exegetas de dos siglos atrás se enfrentaron a las herejías del momento, de igual manera sucedió en el S IV, claro, las circunstancias y los personajes fueron otros, esta vez serán los donatistas, pretendiendo bifurcarse y “adueñarse” de una doctrina en la que ellos mismos han sido cómplices de su existencia.  ¿Porque cismática? Porque sus posiciones teológicas amenazan la existencia y la continuidad y divide a la Iglesia oficial del Imperio: el asunto de la eliminación de las herejías no una cuestión simplemente teológica, los postulados teológicos, en este caso del donatismo; si bien es cierto incomodaba a la Iglesia oficial, lo que más incomodaba era el éxodo de fieles que estas provocaban y la amenaza de perdida de “poder” en el poder clerical oficial. Las posiciones doctrinales en muchas de estas llamadas herejías fueron mejor atendidas y comprendidas, especialmente por las comunidades más humildes y necesitadas, lastimosamente ha sido desaparecida y quemada gran parte de esa literatura que a lo mejor hubiera sido en estos días un aporte mayor para la historicidad de la cristiandad y para la misma teología católica y una fuente mayor para estudio académico.
La autora de este texto nos trasmite a través de la narrativa histórica parte de esa problemática del cristianismo en el S IV, después de que Constantino situara al cristianismo en un plano de igualdad respecto al paganismo, la religión oficial del Estado.

El enfrentamiento de la Iglesia oficial con otras Iglesias marginadas es la clave de esta lectura, pero sobre todo porque estos movimientos también cristianos, pero con otras liturgias y otra jerarquía eclesial, se “oponían a la creación de una ortodoxia católica apoyada por el imperio”.  Y si esto sucedía, Tal como sucedió, cuál sería la suerte de los movimientos que están fuera de esta ortodoxia.  Fue así como se eliminó este tipo de competencia eclesial, destruyendo y “secuestrando” las otras iglesias cuya existencia amenazaba la estrategia política de la iglesia-Imperio de expansión política-ideológica. La acusación más “original” fue la desviación doctrinal y por ende la no “salvación” de los hombres, solo que este argumento de “salvación” siempre fue una mentira, porque la verdadera razón de su extinción era puramente política, se buscaba una Iglesia que fungiera como un “brazo armado” del poder político, que estuviera presente en la sociedad y que la dominase y la controlase, esa fue siempre la estrategia política de incluir a la Iglesia en el gabinete político de un Estado o una Nación, aun en la actualidad.   Retomando a la lectura, la presencia activa de estas “iglesias” consideradas heréticas genero entre las autoridades cristianas una gran efervescencia y desavenencias entre los mismos cristianos, “ascetas carismáticos, confesores, escrituras, sínodos, consenso comunitario y obispos” discurriendo sobre la doctrina y sobre los desacatos de la misma. (1)  La intervención mancomunada del poder imperial junto con las autoridades eclesiásticas para “aplastar” a estos cismas heréticos fue más intensa y rígida que dos siglos atrás, la “utilización de leyes para estigmatizar y marginar socialmente al herético” (2) se convirtió en rutina; cada vez se legislaban nuevas leyes y cada vez más rígidas en contra de los cismáticos y todos los que se desviaran de las interpretaciones “oficiales”.
Pareciera, según la autora, que durante este siglo se recurrió al llamado de gran cantidad de concilios, algunos “muy insólitos”, para defenderse de estas doctrinas controversiales, además, el surgir de una literatura martiriológica para convertirla en “una conducta de rigor y severidad” (3) era una forma de presión en contra de este tipo de cristologías no oficiales, y que iban en contra de las intenciones de santificar y asegurar la unidad de la iglesia-imperio como forma de dominación político-ideológico, como forma de controlar ideológicamente la sociedad. La persecución y la marginación social a estos “detractores” de la Fe nunca cedió y los mismos fueron eliminados y hasta asesinados, la legislación fue un arma política del poder para contribuir a esta desaparición activa, la contribución que Agustín de Hipona hace en contra de los donatistas calificándolos de apostatas  fue decisiva para el desvanecimiento de esta presencia herética, es conocida la lucha de este obispo de Hipona para purificar la doctrina cristiana y por ende purificar las almas “la herejía conduce al hombre a su perdición”.  

Una de las grandes causas de las doctrinas y las teologías llamadas heréticas fue sin ninguna duda la dificultad de ligar o “amarrar” las categorías filosóficas y otros postulados provenientes del helenismo y otras soteriologías antiguas a la idea nada original del cristianismo, sobre todo cuando se trataba de una doctrina cristiana que tenía que empatarse con el poder político imperial. Es en este intento de conciliarse en ese sincretismo que nace la discusión y las diferentes posibilidades o dificultades de “unir” un concepto filosófico o una ancestral creencia religiosa de salvación con una nueva creencia político-religiosa, es precisamente en este debate teológico donde todos salen triunfadores en sus posiciones donde nace la división o cisma, los que acuerdan y los que no acuerdan, los que “acuerdan” se quedan o se salen y los que no “acuerdan” también se quedan o se salen, la única diferencia es que solo unos “buscaran el amparo del poder político para hacer valer sus posiciones”, (4) entretanto los otros tendrán que refugiarse o adjudicar.
El arrianismo fue abatido de igual forma, aunque el arrianismo en ocasiones fue compatible con la estrategia del Estado, su doctrina fue objeto de grandes controversias teológicas, posiciones discutidas como “la consubstancialidad de Cristo respecto al padre y, por tanto negaban su divinidad…Cristo no había asumido el alma humana, sino solo el cuerpo” (5) fueron el cisma de estas grandes discusiones teológicas que ponían en duda la identidad del cristianismo, y no fue hasta el concilio niceno que consolido la identidad cristiana a través del dogma niceno. El arrianismo obtuvo la superioridad de Iglesias, llego a controlar la mayoría de las mismas, “todas las existentes en la ciudad estaban dirigidas por arrianos”. (6) Esta superioridad y desproporción numérica de Iglesias respecto a los heterodoxos fue motivo de una lucha más ardua en su contra por parte del discurso de la Iglesia del Estado que pregonaba de manera absoluta la única verdad, al final el arrianismo termina siendo una Fe en curso de extinción, sin Iglesia ni organización, tanto en oriente como en occidente. (7)  
   
La tolerancia a lo doctrinal fue una particularidad del Imperio Romano, hasta que ese discurso de la Iglesia como única verdad apareciera para desterrar a las otras doctrinas “hermanas”, (me recuerda a Caín y Abel) tal es el caso de los pelagianos, con una posición doctrinal que “desacomodaba” el acondicionamiento doctrinal de la Iglesia oficialista, especialmente en esa posición del pecado que proclamaban los pelagianos y el libre albedrio para salvarse o para condenarse. La posición del pelagianismo no fue exactamente contraria a la de la Iglesia oficial, sino más bien fue una posición que de manera implícita “desmentía” a la doctrina oficial; la capacidad del individuo de alcanzar la salvación por su propio esfuerzo, la idea de que el hombre puede vivir sin pecado, desmentían a la Iglesia oficial como protectora de la sociedad y como abanderada de los valores axiológicos que deben tener los hombres para la salvación. La posición doctrinal pelagiana aunada a estos otros aspectos genero un tipo de división tan controversial como los anteriores, aunque también tenían posiciones teológicas que entraban en discusiones dogmáticas, tal es el caso de la moral pelagiana, “un modo de vida ascético, presidido por las nociones de renuncia y abstinencia”. (8) La actitud moral pelagiana fue algo que incomodo al dogma cristiano y por consiguiente genero acaloradas discusiones teniendo en cuenta de que la doctrina de Pelagio era acogida en muchas y grandes ciudades, y como tal se convertía en una amenaza viva para la Iglesia y el Estado, en todo caso, la posición doctrinal del pelagianismo genero una de las más acaloradas controversias en occidente.
Igual trato recibió el movimiento prisciliano, esta era una doctrina con tintes más morales que teológicos, una doctrina basada en ideales de austeridad y pobreza, instaba a la Iglesia a “abandonar la opulencia y la riqueza para volver a unirse con los pobres”. Al igual que el pelagianismo también “desmintió” a la Iglesia oficial, no solo por los ideales morales, sino por posiciones doctrinales, atribuía a Jesús un cuerpo solo aparente, pues negaban la encarnación del verbo y se les acusaba de ser antitrinitarios, recomendaban la abstinencia del alcohol y el celibato como parte de ese ascetismo propuesto, las mujeres tenían una gran importancia en los templos por su participación activa, decía que la oración no es una petición de ayuda a Dios, sino una reflexión de las escrituras,(9) y lo más preocupante para la Iglesia oficial era la posición de la salvación individual.  Fueran estas posiciones morales o teológicas, el asunto de fondo es que estas posiciones se convertían en una complicación para los fines políticos de la iglesia oficial que siempre han sido los de controlar y dominar en la sociedad como un brazo armado del Estado.

LECTURA: MANUEL SOTO MAYOR (CONTROVERSIAS DOCTRINALES S V Y VI)
Humanidad/divinidad, tal parece la consigna y la controversia de esta lectura, pero no tanto, porque la verdadera consigna en esta lectura es la intervención imperial apoyando a la autoridad eclesial. La cuestión dogmática parece la parte superficial del conflicto, la cuestión de poder iglesia-estado parece ser lo interior de todas estas disputas. Y rescatando esta parte superficial, entramos en un tema histórico, fundamento teológico y religioso, tal es la cuestión de la divinidad de Cristo y las diferentes posiciones al respecto. Pues bien, la posición dogmática de si Jesucristo tenía una humanidad y era a la vez una divinidad, genero durante siglos discusiones, la verdadera unión en un mismo ser (10) supuso sentimientos encontrados entre las mimas autoridades eclesiales, según algunos en Cristo las dos naturalezas se funden de tal modo que da lugar a una sola, en otros el contenido era similar pero la forma era diferente.  Al parecer, la unidad de Cristo hizo estallar grandes controversias, más fuertes aun, que las que surgieron con el dogma trinitario un siglo atrás. La iglesia siempre ha hablado de la divinidad, la teología tradicional o fundamentalista defiende la divinidad como una sobre-naturaleza, y se le atribuyen poderes sobre-humanos, “poderes propios de Dios”, cuando se habla de la divinidad de Cristo se hace explicita referencia a esos poderes, algo que está muy por encima de lo humano, inalcanzable por medio de la razón, pero a la vez alcanzable en la eucaristía, esto es, en el simbolismo eucarístico, solo que este simbolismo o alegoría eucarística no permite interpretaciones alegóricas. La alegoría como tal no existe para la eucaristía, y en eso consiste precisamente el dogma y por ende la cristología que se construya a su alrededor de esta alegoría y se defienda dogmáticamente. La alegoría deja de ser lo que es, y se convierte en una “verdad dogmática”, pero la “verdad dogmática” no encaja en la realidad, ni se puede vivir como una realidad concreta, sino como una realidad subjetiva, o aceptada sin mediación gnoseológica y por lo tanto no tiene ningún valor gnoseológico cualquiera supuesta “verdad dogmática”.  Por lo tanto, todo lo que se pueda esperar de supuestas “verdades dogmáticas” son solo posiciones en conflicto, controversias entre estos y aquellos, solo que estos y aquellos ambos defienden diferentes “verdades dogmáticas”; estos, defendiendo una divinidad parcial y otros defendiendo una divinidad total, tanto así, que en ocasiones entre ellos mismos consideraban innecesario el llamado al concilio, porque “no sabían ni ellos mismos cuánta razón tenían”. (11)  Pero la verdadera causa de estos conflictos o controversias en la mayoría de los casos respondía a una cuestión de poder, cuando los pertenecientes a una posición doctrinal eran dejados fuera del concilio o cuando se elaboraban dogmas doctrinales de manera unilateral surgían las nuevas confrontaciones, y de nuevo el intervencionismo imperial al lado del poder episcopal que más le convenga. El antagonismo episcopal dio lugar a muchas luchas en contra de posiciones doctrinales elaboradas como única ortodoxa, (12) la lucha por el poder político-eclesial fue la causa de la organización de muchos concilios y de muchas controversias y las funestas consecuencias. En apariencia, las controversias eran por las diferentes posiciones respecto a la unidad de Cristo, de si era verdaderamente hombre o era verdaderamente Dios, pero en medio de todo esto, en estas posiciones dogmáticas estaba en juego el poder y el antagonismo eclesial amparado por la intervención imperial, solo así se puede llegar a tener una comprensión razonable.

Una de las más conflictivas e inconvenientes controversias fue la nestoriana, según la cual, la Virgen no es la madre de Dios, sino solo la madre de Cristo, y que en Cristo existen tanto la naturaleza humana como la naturaleza divina las cuales están separadas. Posición que convoco al concilio de Efeso. Esta posición nestoriana tuvo muchos importantes seguidores, pero al final fue debatida por el poder imperial y eclesiológico, y en consecuencia surge el monofisismo, según la cual en Jesús solo está presente la naturaleza divina que predomina sobre la humana, posición también condenada ya que contradice la ortodoxa católica que sostiene que en Cristo existen dos naturalezas, la humana y la divina sin separación ni confusión.
Aunque se pretenda denunciar la intervención imperial en asuntos eclesiológicos, esta lectura está totalmente orientada en torno a estas diferentes posiciones sobre la naturaleza humana/divina de Cristo, en la cual, unos separaban lo humano de lo divino, entre tanto otros sostenían ambas naturalezas pero separadas, otros unían ambas naturalezas sin hacer separaciones, el homeismo por su parte sostenía que el hijo es semejante en todo al padre, peor no es igual, y para ponerse de acuerdo y fijar una postura o una cristología única se convoca a un nuevo concilio, esta vez el concilio de Calcedonia para fijar una cristología definitiva y fundamental, basada en las posiciones de San León, San Cirilo y Juan de Antioquia y se decide que “Cristo es perfecto Dios y perfecto hombre, con dos naturalezas perfectas e inconfusas-la divina-la humana unidas en la unidad de una sola persona o hipostasis…” y hasta el momento no parece que hayan surgido otras cristologías que generen la controversia.

LECTURA: MAR MARCOS: EL MONACATO CRISTIANO
Seguimos con doctrinas tal vez no tan controversiales como las del dogma trinitario o la naturaleza de Cristo, pero que no dejan de provocar situaciones de controversia, precisamente por esa polaridad de las diferentes situaciones y posiciones en que se dan y se realizan. El solo hecho de renunciar a la vida en sociedad, de renunciar a la sexualidad y renunciar a los bienes materiales ya es un asunto que requiere de la reflexión tanto filosófica como ética.  En esta lectura Mar Marcos nos refiere toda una reseña histórica del origen del monacato a través de muchas culturas, religiones y filosofías como el budismo y los pitagóricos, y además, las posibles razones o causas para que cristianos decidan abandonar sus familiares, sus pertenencias y tener una vida de asceta, mendingando y viviendo en la abstinencia total, las distintas formas de monacato, el anacoretismo, el semi-anacoretismo, el cenobitismo y el encratismo como formas de monacato que se llegaron a organizar y a institucionalizar y de cómo el monacato se convierte en un espacio organizado para alcanzar una experiencia religiosa por medio de la austeridad, la pobreza y hasta el abandono personal.   
El monacato entendido como “una práctica organizada del ascetismo en un espacio separado de la sociedad” (13) responde en cierta forma a esa interrogante ética-filosófica de una espiritualidad que pretenda “confeccionarse”, casi que de la misma manera que el mártir consideraba que dejándose devorar alcanzaría la máxima experiencia religiosa y por ende la vida eterna; de la misma manera estos cristianos consideraban que renunciando a la abundancia y a la sociedad y a todo lo que generara placer era acercarse a Dios de una manera más directa o santificada. “La figura del mártir vino a ser reemplazada por la figura del monje” (14)  
El monacato se desarrolló en todo oriente de formas diferentes, en algunas situaciones las ideas eran radicales y por lo tanto condenables, por ejemplo, las comunidades ascéticas de Asia que rechazaban a la jerarquía eclesiástica y el trabajo manual que causo serios conflictos a las iglesias en las primeras décadas del siglo V.
Por su parte el monacato occidental es más elitista que el oriental, de manera que el ascetismo de la vida monástica requirió más tiempo en consolidarse que en oriente, pero una vez alcanzado este nivel de ascetismo la vida monástica adquiere solidez y templanza, especialmente porque el monacato occidental estaba muy ligado a la aristocracia, era una forma de cultivar la aristocracia en las grandes ciudades y estaba dirigido y “patrocinado” por las autoridades eclesiásticas, de manera que no habían problemas de abastecimiento básico, además, los obispos eran quienes impartían las reglas y la enseñanza, pero si habían cánones de disciplina que había que respetar caso contrario sea anatema.(15)                                              
A modo de resumen, en una doctrina en la que todos son considerados “dueños” porque de alguna manera han contribuido en la conformación, es entendible que algunos hayan querido hacer “casa aparte”, porque si analizamos la historia o bien, esta misma lectura, nos percatamos que la doctrina cristiana como un sincretismo en toda su dimensión, siempre ha habido intentos de división, y los cismas heréticos así lo demuestran, los que contribuyeron a su formación sean estos personajes o líderes religiosos, sean sistemas filosóficos o creencias religiosas, soteriologías, escatologías o axiologías, etc., luego que han pretendido hacer correcciones radicales se han visto en la aprobación o en la desaprobación y fue precisamente en la desaprobación, en la discusión de lo que debe y no debe ser, donde se genera el cisma y es en el cisma de una discusión en la que no hay perdedores donde nace lo herético, porque las dos posiciones siguen en vigencia. ¿Quiénes fueron los triunfadores en estas controversias…los buenos o los malos?                         
 BIBLIOGRAFÍA: - (A) - EL CRISTIANISMO MARGINADO: HETERODOXOS, CISMÁTICOS Y HEREJES DEL SIGLO IV (MARÍA VICTORIA ESCRIBANO)
- (B) – CONTROVERSIAS DOCTRINALES SIGLO V Y VI (MANUEL SOTO MAYOR)
- (C) – EL MONACATO CRISTIANO (MAR MARCOS)
CITAS BIBLIOGRÁFICAS:
(1): (A), pág. 399
(2): ibíd. pág. 400
(3): ibíd. pág. 401
(4): ibíd. pág. 418
(5): ibíd. pág. 421
(6): ibíd. pág. 444
(7): ibíd. pág.448
(8): ibíd. pág. 450
(9): ibíd.
(10): (B), pág. 592
(11): ibíd. pág. 593
(12): ibíd.
(13): (C), pág. 643
(14): ibíd. pág. 647
(15): ibíd. pág. 683

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